De Regreso a la Cruz: la importancia de esto


Los cristianos solemos hablar de la Cruz de Cristo como algo a lo que estamos habituados; sin embargo muchos hemos olvidado el verdadero significado de esta. En este artículo veremos la importancia del madero de la Cruz, y por qué nunca debemos alejarnos de él.

¿Qué significa la Cruz?

En primer lugar, el madero del Gólgota representa la reconciliación entre dos mundos enemistados por el pecado: entre Dios y el hombre; como está escrito: "En Cristo, Dios estaba reconciliando consigo mismo al mundo, sin tomar en cuenta los pecados de los hombres" (DHH - 2 Co. 5:19). Y precisamente esto es lo más importante de todo: "nadie puede acercarse a Dios si no es por medio de la fe en Jesucristo"; ni siquiera los judíos guardando su Ley (Gal. 2:16; Ro. 3:20, 28). 

Por otro lado, el madero representa la muerte espiritual, en el buen sentido de la palabra; es decir, la muerte al viejo hombre y el nuevo nacimiento. El madero de la Cruz nos señala que ya no somos de este mundo sino que hemos sido hechos nuevas criaturas, y que debemos vivir conforme a eso. Como dice la Escritura: "Pero los que son de Cristo, han crucificado la carne con sus pasiones y deseos" (Gal. 5:24).

¿Por qué debemos volver a la Cruz?

Principalmente porque tendemos a olvidarnos de su verdadero significado. Esto quiere decir que, tal como les pasó a los judíos, tendemos a centrarnos en las "obras de la ley" dejando de lado el espíritu de esa ley (Mt. 23:23; Ro. 9:31-32). Entonces comenzamos a ir a la iglesia por costumbre, a servir en el templo porque hay que hacerlo; y nos volvemos activistas de un club social más que hijos de un Dios vivo. En otras palabras, tendemos a volvernos religiosos.

Además, al olvidarnos del significado de la Cruz, nos olvidamos de que Dios tuvo misericordia de nosotros y perdonó nuestros pecados, y solemos ponernos severos con los otros y enrostrarles su pecados. 

Por otra parte, muchos de los que no caen en el extremo del fariseísmo, caen en el extremo del liberalismo, entablando amistad con el mundo. Y cuando digo esto, no me refiero a no tener amigos mundanos, sino a la amistad con las cosas del mundo; como el pecado y sus sutilezas. "¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios" (Stg. 4:4). Entendamos de una vez que vivimos en el mundo, poro no somos parte de él.

Cómo hacer esto

¿Y cómo evito la tentación del mundo? se preguntará alguno. La respuesta es: Volviendo a la Cruz; esto es: renunciando a satisfacer los deseos mundanales. "Por medio de la cruz de Cristo el mundo ha muerto para mí y yo he muerto para el mundo" (DHH - Gal. 6:14b).

¿Y cómo puedo evitar caer en la religiosidad? Nuevamente, volviendo a la Cruz: "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" (Fil. 2:3-8).

Conclusiones finales

Así que, hermanos, les quiero invitar a que, dondequiera que se encuentren; en uno u otro extremo de la actitud cristiana, volvamos de regreso a la Cruz. Si nos ha mordido la serpiente y nos ha robado "zoe", volvamos a la Cruz porque escrito está: "Y así como Moisés levantó la serpiente de bronce en un poste en el desierto [Nm. 21:9], así deberá ser levantado el Hijo del Hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna [zoe]" (NTV - Jn. 3:14-15).

Finalmente, el ejercicio de regresar al madero debe ser algo que debemos practicar todos los días; ya que diariamente tenemos el peligro de alejarnos de él. Recordemos que el rey de Babilonia tiene una "ración diaria" para contaminar a los príncipes de Judá" (Dn. 1:5).

"Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame". (Lc. 9:23)

Dios les bendiga.

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